sábado, 28 de julio de 2007

The Dead Moon

La luna, ¿un simple astro? Para mí no, es más que eso es una fuente de inspiración, que ha sido la musa de muchas personas, y yo no soy la excepción.


Pero empecemos por el principio ¿De dónde salió mi afición a la luna? No lo sé, tal vez un día de navidad con la familia reunida en el comedor principal, esperando la comida hecha por mis tías, madre y abuela. Yo tenía once años, una edad en la que la vida no me corría, simplemente esperaba la llegada de Santa Claus para abrir mis regalos y poder presumirlos, todo iba bien hasta que en un momento de soledad subí al tercer piso, y debo confesar que siempre he tenido miedo de subir sola, prendí cuanta luz se puso a mi paso. Llegué a la habitación en penumbras, sin atreverme a entrar, alcancé en interruptor pero éste no prendió, mi corazón palpitaba salvajemente, pero decidí que esa vez sería valiente, a tientas entré a la recámara, choqué con la cama y uno que otro mueble; seguí avanzando hasta llegar a la ventana protegida por dos gruesas cortinas. Un leve haz de luz entraba por un pequeño orificio, estaba confundida no entendía por qué una luz tan fuerte estaba detrás de ellas si se suponía que era de noche, poco a poco deslicé las cortinas a los lados, quedando de frente con un espectáculo que hasta la fecha jamás he visto de nuevo: una hermosa luna, grande cubriendo en su totalidad el cielo, de un color dorado asemejando al sol. Era sorprendente y a la vez atemorizante. No sé cuánto tiempo estuve de pie observándola, hipnotizada, mis primos vinieron a mi despertándome de mi letargo. Recuerdo sus caras de sorpresa al ver a la luna en todo su esplendor, algo digno de recordar. En un abrir y cerrar de ojos la mayoría de mi familia estaba en el cuarto admirándola en silencio, un silencio sepulcral pasó un tiempo y poco a poco se vació la habitación dejándome sola y admirándola en secreto.


Ése fue mi primer encuentro con ella. Y esto, en parte, justifica el título de mi blog, ya que mientras estaba de pie me pareció un ser viviente (me puede decir loca, si gustan), que me observaba e infringía cierto poder en mí. Pero pronto me di cuenta de que era un error ella no podía estar viva, no podía ser tan simple como un mortal, no, ella estaba muerta custodiando el cielo nocturno, inspirando e incitando a seguirla. No sentía, claro que no, ella supera las frágiles emociones humanas para coronarse en la inmensidad del firmamento.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Hola!

Por si las dudas, soy yo: Ophelia.

Sientete suertuda. Yo nunca he visto a la luna en todo su esplendor. Y eso que toooodos los santos eclipses me digo "hoy a las 6 salgo a verlo" y cuando miro el reloj...son las 9.

Al menos tu tuviste una gran e inspiradora experiencia con la luna. Yo con esfuerzo llego a la del sol y eso que fue cuando me queme como camaron en la playa